Argentina: ¿potencia tecnológica?

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La historia de Argentina está marcada por lo que los economistas Pablo Gerchunoff y Lucas Llach llamaron “los ciclos de la ilusión y el desencanto”. A pesar de llevar los últimos diez años en estancamiento y tener más de un tercio de la población bajo la línea de la pobreza, nuestro país aún ostenta una gran potencialidad en la industria tecnológica. ¿Sabremos aprovecharla?

El politólogo polaco Adam Przeworski dijo alguna vez que Argentina era el país más extraño del mundo. Y quizás algo de razón tenía. En las últimas seis décadas, nuestro país se ha vuelto tristemente célebre por su alta inestabilidad económica: durante ese periodo vivimos – al menos – tres episodios de default, tres hiperinflaciones y 55 años con déficit fiscal. Sin embargo, y a pesar de todas estas dificultades, Argentina ha desarrollado una pujante industria tecnológica que la posiciona como un referente regional en esta materia.

La potencialidad argentina

A diferencia de la clásica visión de la economía argentina como un país exportador de carnes, granos, y también algo de fútbol, la Economía del Conocimiento es uno de los sectores más dinámicos y pujantes de la industria del país. Se ubica tercero entre los complejos exportadores argentinos, dejando un superávit externo anual de casi USD 3.000 millones, y con potencialidad para exportar 16 mil millones de dólares en 2030. Pero esta industria, a diferencia de lo que se suele percibir, no solo involucra empresas que desarrollan software, sino que es transversal a todos los sectores económicos, especialmente en una coyuntura como la actual. El turismo, el comercio e incluso la clásica actividad agroindustrial se han visto dinamizados por la incorporación de tecnología. Especialmente en un contexto donde la transformación digital se ha vuelto fundamental para la continuidad de muchas actividades.

La potencialidad argentina en materia tecnológica no es utópica. Es una realidad. Incluso a pesar de las repetidas crisis económicas sufridas por el país en los últimos años. Argentina es el país latinoamericano con más unicornios (empresas que valen más de USD 1.000 millones) per cápita, y supera en términos absolutos a países como España o México. En lo que refiere a capital humano, según un estudio de la Universidad digital Coursera, en 2019 era el país con mayor talento digital del mundo.

Además, la industria del conocimiento tiene la potencialidad de crear 400 mil nuevos puestos de trabajo en un periodo de diez años,y el país cuenta con más de treinta polos tecnológicos.

Pero… (Siempre hay un pero)

Sin embargo, si miramos la película en lugar de la foto, la inestabilidad macroeconómica de los últimos diez años ha producido un estancamiento en el sector. Especialmente si lo comparamos con el crecimiento de vecinos en la región. Además, Argentina se encuentra en el puesto 126 en el ranking Doing Business del Banco Mundial, lo que quiere decir que hay 125 países donde es más sencillo hacer negocios que en nuestro país.

Por otro lado, los históricos problemas macroeconómicos argentinos ponen en peligro la gran potencialidad con la que cuenta en la economía 4.0: un mercado de capitales pequeño, la falta de confianza de la población en el peso argentino, y la inestabilidad política generan una falta de previsibilidad que ahuyenta las necesarias inversiones en el sector. Como se puede observar en el gráfico, en el periodo 2012-2017, las inversiones en la Industria del Conocimiento fueron significativamente menores que en el resto del mundo, lo que generó que no se crearan alrededor de 130 mil empleos nuevos en el sector.

Gráfico 1. Crecimiento de inversiones en el período 2012-2017 (eN %)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la OMC (2018)

Estos problemas no son nuevos: Argentina ha pasado un tercio de su historia moderna en recesión, y palabras como “déficit”, “deuda externa” e “inflación”, son recurrentes en el lenguaje cotidiano de cualquier argentino. Por todo esto, para explotar su potencialidad en la industria del conocimiento, Argentina necesita un marco regulatorio estable y adoptar la innovación como una política de Estado, brindar seguridad a las inversiones y trabajar en generar confianza a los inversores: algo mucho más político que económico.

Argentina se encuentra hoy ante la disyuntiva apostar por la industria del conocimiento, en un país que cuenta con más de 40% de personas debajo de la línea de la pobreza. Sin duda, una difícil decisión de política pública.


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Augusto Salvatto

Mg. Augusto Salvatto es Investigador asociado al Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica Argentina

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