Boleta Única de Papel: la solución democrática

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En un comunicado de octubre, más de 30 organizaciones de la sociedad civil (incluidas CIPPEC, Poder Ciudadano, Transparency International y Red Ser Fiscal) pidieron una ley de Boleta Única de Papel (BUP) para las elecciones legislativas del 2021. El pedido, para nada nuevo, recobra centralidad como una forma democrática y necesaria de adaptar las elecciones al actual contexto de pandemia. Recientemente, ingresaron al Congreso dos proyectos de ley de BUP. ¿Por qué es tan importante la Boleta Única de Papel? ¿Por qué es necesario aprobarla lo antes posible?

La Boleta Única de Papel es una alternativa a la actual boleta partidaria. El sistema de boletas partidarias es el sistema en el que, en un determinado distrito, se ofrece una boleta que incluye la oferta de un partido o coalición para todas las categorías. Esto significa que cada partido tiene su(s) boleta(s) y uno/a debe elegir la boleta del partido que le gusta y votarlo para todas las categorías (presidente, diputados, intendente, por ejemplo) o, si prefiere, cortar boletas para votar en cada categoría al partido deseado.

Según Silvana Yazbek, la directora del Instituto de la Democracia y Elecciones, las boletas partidarias o partidistas “son susceptibles a las malas prácticas y en algunas instancias casi imposibles de imprimir y distribuir.” El Club Político Argentino considera que este sistema supone «un derroche de recursos que facilita prácticas clientelistas para inducir votos, permite la falsificación y destrucción de boletas, confunde al electorado en los cuartos oscuros, dificulta el corte de boletas, entre otras prácticas perniciosas para un sistema electoral moderno.» Además, el sistema es muy costoso económicamente. En 2015 se imprimieron tres padrones por cada candidato a gobernador en la Provincia de Buenos Aires, según la Casa Rosada .

Desde el 2008, la Cámara Nacional Electoral solicita una reforma del sistema de boleta para resolver estos inconvenientes. En los últimos años, ha dado un paso más para promover una alternativa específica: la Boleta Única de Papel.

Hay dos opciones principales: la Boleta Única Electrónica (BUE) y la BUP. Aquí se vuelve necesaria una aclaración: ninguna de las tres opciones de boleta afecta si las listas son cerradas y bloqueadas (lo que se conoce como lista sábana). Esa es otra discusión, también muy interesante.

En ambas alternativas, cada uno/a elige al candidato/a o la lista que le gusta para cada categoría, y todos los partidos son ofrecidos a la/el votante en igualdad de condiciones. En ambos casos, el escrutinio se vuelve más fácil, se remueven dificultades al voto cruzado (deja de haber personas que votan en todas las categorías al mismo partido porque cortar boleta requiere tiempo/esfuerzo), se elimina el riesgo de robo o faltante de boletas y se eliminan posibilidades de manipulación del voto.

Pero la BUE, en la que se utiliza una máquina que imprime la boleta con las opciones elegidas, presenta problemas serios que la vuelven una mala opción. Estos riesgos incluyen vulnerabilidades del sistema a potenciales hackeos, alto costo económico, dificultades de fiscalización por parte de la ciudadanía y dificultades para garantizar que el voto sea efectivamente secreto.

Por estas razones, se usa en muy pocos lugares y numerosos expertos se pronunciaron en contra cuando se la impulsó en 2016. Pero tal vez la razón más importante para descartar a la BUE es la posibilidad de que genere desconfianza en la población, aún si esos riesgos no fueran reales. Las elecciones, para cumplir su rol democrático, requieren lograr la confianza de la población en su seguridad y la confiabilidad de sus resultados.

La BUP no presenta estos problemas y tiene ventajas específicas, especialmente en este contexto de pandemia. En el sistema de BUP, uno recibe una boleta por categoría –no por partido– o una para todas las categorías y marca a la/el candidato/a o lista que prefiere. Los partidos ya no imprimen boletas –con dinero público– sino que lo hace el Estado y las entregan las autoridades de mesa.

La BUP presenta los siguientes beneficios:

  • Pone a todos los partidos en igualdad de condiciones. Los partidos, sin importar su tamaño, pueden garantizar que todos los electores los vean y puedan elegirlos.
  • Se elimina el problema de faltantes de boletas.
  • Se imprimen muchas menos boletas, lo que reduce el costo económico y el impacto ambiental de las elecciones.
  • Ya no existiría la actividad, muy común pero riesgosa en pandemia, de repartir boletas casa por casa.
  • Lo más importante: se puede votar al aire libre (con techo). Ya no es necesario un cuarto oscuro con 500 boletas, sino que cada persona puede llevar su boleta detrás de un biombo, votar en secreto y depositarla en la urna. De hecho, puede haber varios biombos por mesa, así votan varias personas a la vez, se evitan las filas y se reduce la aglomeración de personas.

Estos últimos dos puntos son fundamentales. La BUP es la forma más segura de llevar a cabo elecciones en un contexto de pandemia. Ya era una mejor opción, pero ahora se vuelve necesaria.

Con la presión social adecuada, la BUP podría aprobarse pronto. No hay razones legítimas muy importantes para que algún partido se oponga. Los proyectos de ley presentados recientemente corresponden a legisladores de Juntos por el Cambio, pero, en 2016, el Frente Renovador y algunos legisladores del Partido Justicialista acompañaron el proyecto de BUE de Cambiemos. Este proyecto era mucho más ambicioso que un simple cambio a la BUP, y posibilitaba las objeciones mencionadas sobre la seguridad y confiabilidad del sistema. Además, Juan Abal Medina y el actual gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, habían presentado un proyecto de BUE alternativo. Parece haber, al menos, un consenso de que hay que deshacerse del actual sistema de boleta partidaria. Si la BUE estuvo cerca de aprobarse en 2016, una reforma como la de la BUP, menos ambiciosa y especialmente justificada por la situación epidemiológica, debería poder aprobarse si los miembros del Congreso perciben una demanda de reforma urgente por parte de la ciudadanía.

Pero esto no sería suficiente ya que, para poder implementarse adecuadamente en las elecciones del año que viene, se necesita aprobar la Boleta Única de Papel lo antes posible, así se dispone del tiempo necesario para adoptarla de forma segura y educar a la población al respecto. Por eso, el presidente debería agregar el tema a las sesiones extraordinarias del Congreso.

Para que eso ocurra, tiene que haber una demanda por parte de la sociedad. Por eso, tenemos que acompañar el pedido de esas organizaciones de la sociedad civil y sumarle fuerza, movilizándonos en las redes sociales, tratando el tema en los medios de comunicación y contactándonos con los legisladores y las legisladoras que nos representan para pedirles que apoyen la iniciativa.


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Felipe Gonzalez Alzaga

Felipe Gonzalez Alzaga es estudiante de la Licenciatura en Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella. Es fundador del Club del Desarrollo Sostenible y fue becario del Study of the U.S. Institute Seminar for Student Leaders on Social Entrepreneurship de la Fundación Fulbright y el Departamento de Estado de los Estados Unidos

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