Usos políticos del meme: un presidente, un ejército de memes y el racismo en América Latina

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El pasado 9 de junio, el presidente argentino, Alberto Fernández, recibió a su par español junto a una comitiva de empresarios. El encuentro que buscaba estrechar lazos y subrayar las buenas relaciones bilaterales se vio opacado por una errática frase del mandatario argentino: “Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva pero nosotros, los argentinos, llegamos de los barcos. Eran barcos que venían de Europa y así construimos nuestra sociedad”, dijo Alberto Fernández en conferencia de prensa junto a Sánchez. 

Las críticas no tardaron en llegar, desde la errónea adjudicación de autoría de la frase hasta sus elementos racistas y eurocentristas. Horas más tarde, Alberto Fernández pidió disculpas a través de la red social Twitter(1), reabriendo el debate por una disculpa desligada de responsabilidad, y envió una nota(2) al Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). 

Mientras tanto, y a una velocidad propia de los tiempos de Internet, las redes sociales se llenaron de memes, que ampliaron las fronteras del absurdo de la frase original y cuestionaron la “europeidad argentina”, reafirmando la segmentación y  jerarquización social. 

A continuación, se presenta un breve análisis a partir de los memes que circularon en redes sociales tras las palabras del presidente. Primeramente, se define qué se entiende por meme; a continuación, dado que el tema se transformó en tendencia en Twitter, se analizaron más de 3500 tweets con el hashtag #BastaAlberto para dar cuenta de la viralización y actores digitales que impulsaron el tema. Por último, se identifican dos narrativas subyacentes a los memes: aquella que busca ridiculizar al presidente con críticas hacia su persona y su gestión y aquella que refuerza el desprecio social por lo “no europeo”. 

Memes: cómo y quiénes los hicieron virales

El meme es un fenómeno comunicativo propio de Internet cuya característica principal es su capacidad para transmitir eficientemente discursos e ideas complejas mediante formatos relativamente simples y fáciles de interpretar por el público (Martínez-País, 2019)(3). Además, es un fenómeno multisemiótico, es decir, se constituye y sustenta en la articulación de distintos lenguajes (gráfico, fotográfico, iconográfico, texto, video, etc.) para expresar y transmitir discursos con un determinado posicionamiento ideológico. Por último, el meme está estrechamente vinculado con la viralidad, es decir, la particularidad de circular y propagarse extensamente en un periodo de tiempo muy corto.

Las palabras del presidente rápidamente circularon en formato de videos, notas periodísticas y memes en grupos de Whatsapp, Twitter, Instagram, TikTok, entre otras redes sociales. La viralización alcanzó tal magnitud que, al día siguiente, en Twitter, el hashtag #BastaAlberto utilizado para acompañar los memes se volvió Trending Topic(4). Para el presente análisis, se descargaron más de 3500 tweets que utilizaron dicho hashtag para publicar un meme. De esta forma, aseguramos analizar viralidad de memes y no solo el hashtag. Observar lo que sucede en Twitter es relevante ya que se trata de una de las plataformas de redes sociales digitales más importantes de la actualidad, donde, como nuevo espacio público, se discuten los conflictos históricos (Calderón y Castells, 2019)(5).

En el siguiente gráfico, que muestra la evolución de publicación de tweets por fecha, se observa que la conversación en Twitter se mantuvo por 5 días – desde el 9 (día del discurso) hasta el 13 de junio-, pero que la mayor cantidad de mensajes se emitió durante el 10 de junio, con picos de más de 200 tweets por hora. Es decir, el ecosistema twittero tomó relevancia como espacio para la discusión al día siguiente del evento, convirtiéndose en una red social secundaria que se nutrió del contenido que primero circuló por plataformas de mensajería privada (como WhatsApp y Telegram) y, luego, fue activado por les usuaries políticamente intensos que habitan en Twitter. 

La viralidad de los memes se sostiene en una comunidad social virtual que comparte referencias preexistentes – no necesariamente explícitas -, como códigos culturales, ideas, valores y, gracias a ellas, interpreta el sentido del meme, viraliza y crea nuevo contenido relacionado con el hecho o temática específica. De esta forma, la comunidad transmite su posicionamiento ideológico (hacia el exterior) y refuerza los lazos de identidad y pertenencia (hacia el interior). 

Un análisis de contenido sencillo de los tweets mediante una nube de palabras muestra que fueron usuaries de la oposición política les que llevaron la discusión a Twitter, quienes además impulsaron otros hashtags como #verguenzanacional o #elpeorpresidentedelahistoria para reforzar su posición política. 

Por último, se realizó una nube de posicionamiento de usuaries(6) en la tuitósfera. La nube muestra cómo se posicionaron les usuaries (puntos o nodos) respecto al tema a partir de las interacciones (líneas) con otres. El volumen de interacciones está dado por la cantidad de retweets entre usuaries: cuántos más retweets tienen en común, mayor cercanía o afinidad ideológica. A pesar del volumen bajo de tweets disponibles, se observa, en el mismo sentido que el análisis de texto, una sola comunidad – opositora – de interacciones débiles (poco compacta) y usuaries de bajo grado, es decir, usuaries con pocos seguidores.

Narrativas detrás de los memes

El anonimato en la autoría de los memes y su naturaleza colectiva —es relevante sólo en cuanto es comprendido y distribuido por otras personas— dificulta ubicar corrientes políticas rígidas como fuente. Sin embargo, es posible identificar dos tipos de narrativas dentro de los memes surgidos en este caso: la narrativa que aumenta el absurdo de los comentarios de Fernández para así evidenciar el racismo y la que reproduce la jerarquización social de desprecio a lo no blanco y eurocéntrico.

En la primera línea narrativa, se pueden identificar los memes que, a partir de las nacionalidades, personifican en Fernández la reproducción de prejuicios fácilmente desmontables. La ridiculización del emisor se sustenta en prejuicios y estereotipos en torno a las personas migrantes y el lugar – totalmente naturalizado – que les es asignado en la división del trabajo en la sociedad globalizada. 

 

 

         

 

En la construcción de significados de estos memes, se posiciona a Fernández como emisor de mensajes no solo políticamente incorrectos, sino «vergonzosos», que tienden a ser contestados por una interlocución de corrección como el «Basta, Alberto» o por el mismo nivel de inverosimilitud que la situación representa para quien ve el meme.

En la segunda línea narrativa, podemos identificar los memes que, más bien, reproducen el desprecio por los sectores bajos de las sociedades poscoloniales de América Latina. El colonialismo creó una jerarquización social que aún se mantiene en gran parte en los países de la región, en la que los pueblos originarios del continente —mayas, incas, mapuches y muchísimos más— se convirtieron en «indígenas» solo por contraposición a los nuevos llegados europeos (Quijano, 2000)(7). Se agregó también en esa construcción la trata transatlántica de personas africanas para ser esclavizadas. Esto consolidó sociedades profundamente jerarquizadas que privilegian a las poblaciones blancas y mestizas y se borró intencionalmente de la historia oficial y del imaginario nacional a los pueblos originarios y afrodescendientes. A pesar de no estar presentes en las ficciones nacionales, siguen estando presentes y componen los estratos más bajos de la producción económica.

En ese sentido, la estratificación racializada también atraviesa la división internacional de la producción económica y coincide con la línea narrativa anterior, en cuanto al imaginario del lugar asignado a cada persona en la sociedad según su etnicidad o nacionalidad.

El segundo grupo de memes, en lugar de evidenciar el racismo de la frase de Fernández, reproduce el desprecio por esos estratos bajos de las sociedades latinoamericanas. Este desprecio vincula a los sectores de menores recursos a espacios partidarios del campo “popular” con proyectos inclusivos y, en particular, a actores con acusaciones de corrupción.

                   

¿Sobre qué debía disculparse Alberto Fernández?

Si bien Fernández hizo un pedido de disculpas ese mismo día en Twitter, su mensaje no fue de asumir responsabilidad sobre lo dicho, sino de desligarse de la posible ofensa, responsabilizando a quienes “se pudieran haber ofendido por [la] interpretación” de sus palabras. Concluyó el mensaje con una reivindicación a la diversidad. Vale la pena entonces preguntarse: ¿qué de sus palabras fue lo ofensivo más allá de la obviedad? Para eso, proponemos profundizar en las narrativas macro que subyacen al comentario en sí mismo: los mitos del europeo civilizado, el indio bueno y la negación de los negros.

La narrativa macro principal, legada del colonialismo a América Latina, es la idea de que todo lo que salió de Europa —todo lo blanco— es igual a civilización y progreso (Quijano, 2000). En ese sentido, se asocia el origen europeo, las genealogías, el idioma, las costumbres, e incluso los gustos con un estrato superior de la sociedad. Esto no tiene que ver solamente con el aspiracionismo, sino con la materialidad de que, en muchos países, ese origen aseguró privilegios económicos, culturales y políticos a las poblaciones más blancas. En su mensaje, Fernández reprodujo el orgullo de la superioridad europea al diferenciarse de lo originario de América: los indios salvajes y buenos. 

En muchísimos casos, la historia oficial de las naciones contemporáneas latinoamericanas borró las resistencias bélicas de los pueblos originarios, sus desarrollos científicos y sus sistemas políticos por la idea de que habían sido fácilmente engañados y dominados en poco tiempo porque no eran tan “avanzados” como los europeos. En ese imaginario, los pueblos originarios son un grupo de personas homogéneo que vivía pacífica y armoniosamente, negando las complejidades de la organización social humana, su agencia y autonomía y el modo en que fueron arrasados y desplazados. Este mito lleva asociados otras cualidades como la holgazanería, sumisión, incapacidad y demás prejuicios con los que se justifica el lugar que les fue asignado en la sociedad (Guzmán Böckler et.al, 1970)(8). Con sus palabras, Fernández se diferenció de esos otros orígenes ubicados en un estrato más bajo.

La referencia al origen de la selva pareciera dar una categoría mitológica a un grupo de personas, como si hubiesen emergido espontáneamente en lugar de tener una historia propia. La historia que se niega, en este caso, es, además, la de la población afrodescendiente. Con sus declaraciones, Fernández invisibilizó a la población africana que fue víctima de la trata transatlántica para ser esclavizada en América, invisibilizó a las personas negras —que también vinieron en barcos—, que fueron desplazadas, obligadas a trabajar para la economía nacional y luego negadas en los imaginarios de países que querían ser blancos. Poblaciones que, al día de hoy, siguen atadas, en su gran mayoría, a los estratos más bajos de la sociedad por la exclusión estructural y racializada de nuestro continente.

La disculpa del presidente no debería ser por “no incluir” a “algunos” grupos de la población en la idea de “diversidad”, debería ser por reproducir sin cuestionar la narrativa que sigue vigente para justificar la pobreza y la injusticia social basada en el racismo. Narrativa que sigue delimitando quiénes son superiores e inferiores, quiénes merecen más y quiénes menos, quiénes gozan de derechos y quiénes no. Todas ideas inadmisibles en las democracias a las que aspiramos en la actualidad.


(1)Ver en: https://twitter.com/alferdez/status/1402713952035934210?s=20 

(2)Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/347466-alberto-fernandez-le-envio-una-carta-al-inadi-con-su-posicio

(3)Martínez-Pais Maesso, Santiago (2019) “Hegemonía y contrahegemonía en la sociedad en red: el uso del meme con fines políticos en los períodos electorales 2018-2019” Actas del III Congreso Internacional Move.net sobre Movimientos Sociales y TIC, 14 y 15 de noviembre de 2019, Universidad de Sevilla, Compoliticas.

(4)Trending topic es un término de la jerga de Twitter para referirse a las palabras clave más utilizadas en la red social durante un período de tiempo determinado.

(5)Calderón, Fernando y Castells, Manuel. (2019). La nueva América Latina. Fondo de Cultura Económica.

(6) Las nubes de posicionamiento son elaboradas mediante la programación de algoritmos que permiten encontrar a todos los actores que mencionan un determinado término en Twitter.

(7) Quijano, Aníbal. (2000). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas (Lander, Edgardo, ed.). CLACSO.

(8)Guzmán Böckler, Carlos y Herbert, Jean Loup. (1970). Guatemala: una interpretación histórico-social. Cholsamaj.


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Sofía Santamarina

Licenciada en Ciencia Política (UBA), Magister en Derechos Humanos y Democratización (UNSAM) y maestranda en Ciencia Política (UTDT). Investigadora en el observatorio electoral de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Miembro de la Red de Politólogas #NoSinMujeres. Líneas de interés: participación política de las mujeres, gobernanza electoral y nuevas tecnologías. Mail: santamarinasofias@gmail.com Twitter: @sofsantamarina Instagram: @santamarinasofi

Briseida Milián Lemus

Doctoranda en ciencia política y magíster en derechos humanos y democratización (UNSAM). Estudios en psicología social y violencias políticas (FLACSO) y licenciada en diseño gráfico (USAC). Directora de programas y proyectos en Impacto Digital (Argentina). Socia fundadora del Instituto 25A (Guatemala). Líneas de interés: movimientos sociales, decolonialidad y democracia. Mail: briseidaml@gmail.com, Twitter: @BriseidaMilian

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