Argentina y el Etiquetado Frontal, ¿por qué importa?

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Comer. Comer adecuadamente. Dos acciones y hechos en sí mismos que muchas personas naturalizamos, pero que para millones resulta una utopía. Según el INDEC, 3 millones de personas viven en el marco de la indigencia y 9 millones en la pobreza(1). Según una nota publicada en Chequeado, se trata de una situación que ha empeorado en el último tiempo(2).

El COVID-19 dejó en evidencia que la salud y las políticas públicas al respecto son más importantes de lo que muchas personas y espacios políticos auguran. Pero, ¿por qué todavía el Estado no abordó la mala alimentación de nuestra sociedad? ¿Por qué si especialistas, organismos nacionales, regionales e internacionales promueven cierta legislación al respecto Argentina no avanzó en esa dirección? ¿Comer es lo mismo que alimentarse? Las preguntas son muchas y en este artículo abordaremos algunas de ellas. ¿Vamos? 

Retomemos la última pregunta: ¿comer es lo mismo que alimentarse? No. Podríamos decir que comer es aquel acto por el cual ingerimos, mientras que alimentarse comprende la ingesta de un conjunto de alimentos que no solamente nos llenen, sino que nos nutran aportando aquellos nutrientes y componentes elementales (proteínas, vitaminas, minerales y otros). 

Entonces, si un elemento central para una vida saludable es una alimentación adecuada, ¿por qué no se legisla al respecto? Un dato muy elocuente del panorama en nuestro país es que solo el 6% de la población come lo que se recomienda por día de frutas y verduras(3). Quiere decir que la mala alimentación está presente en todos los sectores socioeconómicos. Esto abre una serie de preguntas: ¿por qué quienes pueden darse el lujo de elegir qué comer no comen adecuadamente? ¿Por qué los índices de Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT) son tan elevados en nuestro país y en Latinoamérica?(4) ¿Algunos datos alarmantes? El 66,1% de la población tiene exceso de peso(5); siendo este valor del 13,6% para los menores de 5 años(6). La Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del 2019 remarcó: 

al comparar poblaciones según su edad, el patrón alimentario de niños, niñas y adolescentes (NNyA) es significativamente menos saludable que el de los adultos. Los NNyA consumen un 40% más de bebidas azucaradas, el doble de productos de pastelería o productos de copetín y el triple de golosinas respecto de los adultos. Este peor patrón alimentario entre los NNyA obedece probablemente a múltiples causas descritas en la literatura, como el marketing dirigido a los niños, y entornos escolares obesogénicos, entre otros. Es, sin duda, un determinante que puede contribuir a explicar el crecimiento más acelerado de la epidemia de obesidad en los niños.

Tal como indica la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) en una investigación realizada junto con UNICEF, “los adolescentes de nivel socioeconómico más bajo tienen un 31% más de probabilidades de sobrepeso respecto a los adolescentes del nivel socioeconómico más alto.”(7).

Seguramente estarás pensando en el hambre que pasan miles de personas en nuestro país. Yo también. Pero, ¿sabes qué? No te puedo hablar del hambre, no te puedo hablar de algo que nunca sentí. Hambre no es tener ganas de ingerir algo porque hace varias horas que no lo haces. No creo que para hablar de hambre hagan falta definiciones; del hambre pueden hablar quienes lo viven o vivieron. El proyecto de ley de etiquetado frontal busca garantizar el derecho a la alimentación y, por eso, es elemental para resolver diversas problemáticas que tienen décadas en la Argentina. 

Sueño que NADIE pase hambre en nuestro país.
Sueño que comer sano no sea un privilegio, sino un derecho garantizado.
Sueño y sigo soñando, pero convierto eso en militancia y acción.

Por eso, desde Consciente Colectivo, organización de la que formo parte, desde su fundación (abril de 2020), comenzamos a trabajar en torno a políticas que aborden los problemas alimenticios del país. Siempre lo hicimos bajo la premisa de que elegir qué comer es un privilegio y que, por ello, la prioridad es que todas las personas accedan a las comidas diarias. Pero, nuevamente, surge la pregunta que enuncié anteriormente: ¿acaso llevar algo a nuestros estómagos alcanza? No. Porque allí radica uno de los principales problemas: en Argentina, por persona se consumen al año 185kg de ultraprocesados.(8) ¿Qué son? Según la Organización Panamericana de la Salud, son elaborados principalmente con ingredientes industriales, que normalmente contienen poco o ningún alimento entero. Los productos ultraprocesados se formulan en su mayor parte a partir de ingredientes industriales, y contienen poco o ningún alimento natural.”(9)

Entendiendo que tenemos el triste récord de ser el país en donde más bebidas azucaradas se consumen por persona a nivel mundial(10) y que las Enfermedades Crónicas No Transmisibles son la causa de muerte de más de 600 personas por día(11), es que surge el proyecto de ley (nacional) de Promoción de la Alimentación Saludable, conocido como Etiquetado Frontal de alimentos y bebidas. ¿Escuchaste hablar sobre este proyecto? ¿Qué escuchaste? Te invito a que ahondemos en lo que propone y en lo que sucedió los últimos meses en el Congreso Nacional con este proyecto de ley.

En 2020, se trabajó en la unificación de 15 proyectos legislativos que giraban en torno a las problemáticas enunciadas y se logró un único proyecto que tomara las distintas miradas, sugerencias y recomendaciones de organizaciones de la sociedad civil (OSC), especialistas y organismos nacionales y regionales. El 29 de octubre se votó el proyecto luego de que se realizaran modificaciones escuchando a las distintas partes (cámaras empresariales, técnicos, organismos y OSC) y ese día se aprobó con 64 votos a favor y 3 en contra. Horas más tarde, entró en la Cámara de Diputados y se le asignaron 6 comisiones, lo que implicaba que alrededor de 180 diputados/as debían tratarlo: más de 2/3 del total. No parecía haber voluntad política para que el proyecto avanzara. Sin embargo, la presión social y, de a momentos, mediática dieron como resultado que, finalmente, las comisiones correspondientes trataran el proyecto. Y eso sucedió al reducirse a 4 las comisiones: Legislación General, Acción Social y Salud Pública, Defensa del Consumidor e Industria.

Contado brevemente, ese fue el panorama general del proceso legislativo en los últimos meses. Pero, ¿por qué insistimos (OSC y organismos) con que el proyecto debe aprobarse sin modificaciones? Porque se elaboró en base a evidencia científica libre de conflictos de interés y bajo estándares nacionales y regionales. Pero no solo eso, insistimos porque este proyecto apunta al grueso de la problemática de la mala alimentación y malnutrición en nuestro país. ¿Por qué? Para responder, desglosémoslo.      

El primer término, y quizá el más conocido, es que los productos envasados y pre envasados contengan un sello de advertencia en caso de contener excesos de ciertos nutrientes críticos: sodio, grasas, grasas saturadas, calorías y azúcares. A eso se le suma que aquellos productos que contengan cafeína o edulcorante, deberán enunciarlo en el frente del envoltorio con la leyenda de “Contiene cafeína/edulcorante, no recomendado en niños”. Diversos estudios demuestran que dichos elementos aumentan el riesgo de enfermedades terminales y que a temprana edad no deben ingerirse. 

Etiquetado Frontal implementado en México, una normativa similar es la que se busca implementar en Argentina.

¿A qué apuntan los sellos de advertencia? A que sepamos qué comemos y qué bebemos. No parece muy exagerado exigir saber qué llevamos a nuestros cuerpos, ¿no? Queremos acceder a la información. En Argentina, solo el 13% de la población entiende las etiquetas nutricionales de los productos alimenticios. Hoy, rige que la gran mayoría del país no sepa qué consume.      

La Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del año 2019 es contundente con la grave situación de los entornos escolares:

[e]n las últimas décadas la falta de regulación que promueva entornos más saludables favoreció el crecimiento del sobrepeso y la obesidad. Las principales características de este tipo de entornos tienen que ver con que fomentan el consumo excesivo de alimentos procesados altos en kilocalorías y nutrientes críticos como azúcares, grasas y sodio (…).(12).

En Argentina, los datos de la 2da Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE 2012) demuestran lo crítica que es esta problemática: el 80,2% de las escuelas contaba con al menos un kiosco y la mayoría (91,4%) ofrecía productos que por sus características nutricionales no se recomiendan en esta población (como bebidas azucaradas, golosinas, helados, snacks, galletitas dulces, etc.). Además, en más de la mitad de los kioscos (58,6%) se exhibían publicidades de gaseosas.

Teniendo en cuenta este panorama, me animo a decir que estarás de acuerdo con que en esos entornos son el primer lugar en donde se debe enseñar y fomentar una alimentación adecuada que no distinga de situación socioeconómica. Es esta problemática la que se busca resolver: aquellos productos que contengan al menos un sello de advertencia no podrán ser ofrecidos, comercializados o publicitados en los establecimientos educativos que conforman el nivel inicial, primario y secundario. A ello se le suma que, el Consejo Federal de Educación deberá promover la inclusión de políticas de educación alimentaria nutricional en los establecimientos educativos mencionados. A eso se le agrega, y como tercer punto elemental de esta normativa, que todo aquel producto que contenga al menos un sello de advertencia, no podrá publicitarse a niños, niñas y adolescentes. Dichos productos no podrán incluir personajes infantiles, dibujos animados o celebridades (entre otros), ni regalos, premios o promesas de participación en concursos. Como cuarto punto esencial, ha de destacarse que, el Estado nacional priorizará las contrataciones de los productos que no cuenten con sellos de advertencia, cuestión que resulta vital al considerar las compras estatales para asistir a merenderos y comedores de todo el territorio nacional. 

Como sostuvo Emiliano Guido en una nota de Revista Crisis(13): “lo que está en cuestión, en definitiva, es un sistema de producción de alimentos que desde hace décadas se mueve cómodo entre la etiqueta simpática y los componentes de artificio.” Mientras el Estado argentino siga desentendido de la gravedad de esta problemática, comer adecuadamente seguirá siendo un privilegio de pocos. Cada día que pasa y la Cámara de Diputados sigue demorando su aprobación, será un día más en el que se vulneran los derechos de 45 millones de personas. Esta política resulta trascendental y su implementación es necesaria, por eso, más del 90% de la población adhiere a ella(14) y cada día que pasa es un día más en el que cientos de personas pierden la vida por las enfermedades que genera la falta de políticas públicas en torno a la alimentación adecuada(15). La pandemia nos demostró que tenemos que transformar nuestro modelo de vida, de producción y de consumo. Nuestra región ha ido implementando esta política; ¿Argentina va a seguir mirando al costado? 


  1. https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/eph_pobreza_02_2082FA92E916.pdf
  2. https://chequeado.com/el-explicador/como-evoluciono-la-pobreza-con-cada-presidente/
  3. Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2018 (ENFR 2018, Secretaría de Salud de la Nación) – https://bancos.salud.gob.ar/sites/default/files/2020-01/4ta-encuesta-nacional-factores-riesgo_2019_principales-resultados.pdf
  4. Entiéndase por ECNT a las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias que representan la principal causa de muerte en Argentina.
  5. Ibid.
  6. Encuesta Nacional de Nutrición y Salud ENNyS 2 2019, Secretaría de Salud de la Nación.
  7.  Brechas sociales de la obesidad en la niñez y adolescencia Análisis de la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE) – https://www.ficargentina.org/wp-content/uploads/2017/11/unicef_fic_informe_obesidad_baja.pdf
  8. Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas – https://bancos.salud.gob.ar/sites/default/files/2020-05/alimentos-bebidas-ultraprocesados-america-latina_obesidad_oms.pdf
  9. https://www3.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=15530:ultra-processed-foods-gain-ground-among-latin-american-and-caribbean families&Itemid=1926&lang=es#:~:text=Los%20alimentos%20ultraprocesados%20son%20formulaciones,Estos%20productos%20est%C3%A1n%20nutricionalmente%20desequilibrados.
  10. https://www.paho.org/es/noticias/3-4-2018-argentina-es-principal-consumidor-bebidas-azucaradas-mundo
  11.  INDEC, 2013.
  12.  Encuesta Nacional de Nutrición y Salud ENNyS 2 2019, Secretaría de Salud de la Nación.
  13. https://revistacrisis.com.ar/notas/quien-teme-al-etiquetado-de-alimentos
  14. https://www.ficargentina.org/wp-content/uploads/2021/04/2104_encuesta_apoyo_fop.pdf
  15.  Tomando los datos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (Ministerio de Salud, 2019) y las Estadísticas Vitales (Ministerio de Salud, 2019) se estima que, por día, en 2019, 687 personas fallecieron por ECNT.

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Mijael Kaufman Falchuk

Mijael Kaufman Falchuk está pronto a recibirse de abogado y sueña con especializarse en Derecho Ambiental. Es co-fundador de Consciente Colectivo y coordinador del área de incidencia política. Es investigador UBACyT y columnista socioambiental en FM La Tribu, Radio Colmena y Sos Tan Beatle.

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