Boleta Única y análisis económico del derecho

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El análisis económico del derecho, particularmente en la variante enfocada en la economía del comportamiento, nos da buenas herramientas conceptuales para encarar la discusión sobre la adopción de la boleta única. Antes de avanzar, formularé algunas aclaraciones terminológicas y haré explícitos dos presupuestos.

Por un lado, un “interés” es un aspecto del bienestar de la persona. De ese modo, cuando se satisface su interés, aumenta su bienestar. Por otro lado, una “preferencia” es una ordenación entre elementos que formula una persona para elegir entre ellos. La teoría clásica de la elección racional asume que un agente prefiere los elementos que satisfarán en mayor grado a sus intereses por sobre los que lo harán en menor medida. Como veremos, la economía del comportamiento desafía esta asunción y ofrece una explicación de por qué, en muchos casos, preferimos cosas que no satisfacen nuestros intereses.

En cuanto a los presupuestos, el primero de ellos de tipo normativo: una razón para optar por un mecanismo de votación es el grado en que es capaz de satisfacer el interés del votante en obtener la adopción de ciertas políticas públicas. Por ejemplo: un asalariado tiene un interés en que se establezcan (o se mantengan) ciertas políticas de protección de los trabajadores. Cuanto mejor un mecanismo refleje dicho interés, más razón hay para elegirlo. Esta consideración podría no ser la única para determina por cuál mecanismo optar, pero es sin dudas muy relevante.

El segundo presupuesto es empírico. Aquí presupondré que la boleta única tiende a favorecer el “voto cruzado” en comparación con un mecanismo tipo “sábana”, es decir, la larga boleta en la que todas las categorías van una pegada a la otra. Por “voto cruzado” entiendo lo que, con el mecanismo de votación actual, llamamos “corte de boleta”, es decir, votar a distintas listas para diferentes categorías de cargos.

La economía del comportamiento, a diferencia de la teoría clásica de la elección racional, asume que el ejercicio de nuestras capacidades racionales está condicionado o “atado” (el término en inglés es “bounded rationality”) por sesgos de distintos tipos. Por ejemplo: muchas veces nuestra evaluación de la información depende de cómo nos es presentada. Una determinada presentación puede moldear nuestras preferencias en cierto sentido. Esto da lugar a un concepto central: el de la “arquitectura de la elección”, es decir, la manera en que se diseña la presentación de opciones a una persona.

Richard Thaler, premio nobel de economía, y Cass Sustein, profesor de derecho en las Universidades de Harvard y Chicago y ex asesor de Obama en materia de regulación, argumentaron que era posible y deseable aprovechar los sesgos de las personas para diseñar una arquitectura de la elección que, sin eliminar la posibilidad real de elegir, facilitara las decisiones que promuevan sus propios intereses. A eso lo denominaron “nudge”, palabra que, literalmente, se traduce como “empujón”. La idea es que, a través de la arquitectura de la elección, recibimos un pequeño empujón para tomar decisiones que hacen a nuestro propio interés.

Ahora bien, supongamos que hay tres partidos políticos con programas diferentes. Mientras que algunas personas tienen conectada la satisfacción de su interés con uno y solo uno de cada uno de esos programas, de modo tal que su interés es que dicho partido obtenga la mayor cantidad de cargos posible en cada categoría, otras personas pueden tener su interés conectado con diversas porciones de cada uno de esos programas, de manera tal que su interés sería un gobierno con una representación combinada. Desde el punto de vista de la teoría de la elección racional, los primeros deberían preferir votar una lista completa mientras que los segundos deberían preferir un “voto cruzado”.

Como dije más arriba, estoy asumiendo que la boleta única vuelve más probable el “voto cruzado” en comparación con la “sábana”. Ello es porque el costo para votar de ese modo, el esfuerzo que implica para el elector, es menor con la boleta única que con su alternativa sin eliminar, al mismo tiempo, la posibilidad de votar a un mismo partido para todas las categorías. Por ello, al facilitar el “voto cruzado”, la adopción de la boleta única configura un “nudge”.  En cambio, la decisión de mantener la “sábana” frente a la boleta única es un “sludge”, esto es, un diseño de la arquitectura de la elección que vuelve menos sencilla la opción capaz de satisfacer al interés del elector, haciendo a la vez más sencilla a otra opción que no lo satisface.

Si, como aclaré al inicio, satisfacer los intereses de los electores podría no ser la única consideración relevante para elegir un mecanismo de votación, entonces ¿cuáles podrían ser esas otras consideraciones? Un factor importante al diseñar instituciones es evitar que ellas se vuelvan inoperantes. Mucho voto cruzado podría fragmentar al Congreso y promover gobiernos divididos con poquísima gobernabilidad. Esto último puede ser muy problemático y colocar a la enorme mayoría de los electores, o quizás a todos ellos, en una peor posición que una en la que algún partido o coalición esté en condiciones de adoptar al menos algunas políticas.

Sin embargo, tal vez existan otros mecanismos para evitar la fragmentación sin imponerle un “sludge” al votante. Por ejemplo, se podría reducir la exagerada y, a veces, confusa oferta electoral argentina, haciendo que sea más difícil armar partidos políticos o presentarse a elecciones. También sería posible elevar el umbral electoral para obtener representación en los cuerpos legislativos. De ese modo, la discusión sobre la boleta única podría ser un disparador para un debate más integral. En cualquier caso, mi objetivo era solamente explicar cómo es que ciertos conceptos, como los de “nudge” y “sludge”, pueden servirnos para clarificar una discusión pública, como la relativa al mecanismo de votación. Espero haber alcanzado mi objetivo.


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Pedro A. Caminos

Pedro A. Caminos es abogado por la Universidad de Buenos Aires en donde enseña derecho constitucional y está cursando el doctorado. Pueden seguirlo en la red social Twitter: @pedrocaminos

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