Cadenas globales de valor en crisis: ¿Dónde está parada Argentina?

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Las cadenas globales de valor, tal como las conocemos hoy, están en crisis. Varios países desarrollados piensan seriamente en cómo relocalizar sus fábricas de China y reducir la sobre dependencia de la cadena de suministro de ese país. En particular, empresas y gobiernos planean recuperar sus fábricas ya sea repatriándolas o relocalizándolas en destinos más cercanos a los consumidores – prácticas que se conocen como reshoring (o nearshoring como opción “intermedia”).

Esta tendencia no es nueva, sino que toma fuerzas hace unos cinco años debido a dos grandes factores: por un lado, la creciente automatización, la cual hace que la producción en estos países sea menos intensiva en trabajo. Por el otro, el aumento de los costos laborales en China. Ambos factores implican una reducción de la brecha de costos laborales que cada vez justifica menos el offshoring.

Recientemente, dos grandes catalizadores aceleraron estas decisiones: la guerra de tarifas entre E.E.UU. y China (la cual encarece el comercio entre las dos economías más grandes del planeta) y, este año, la pandemia.

En efecto, durante 2020, muchos países enfrentaron disrupciones en sus cadenas de suministros: hoy, un enorme porcentaje de los insumos y partes necesarios para producir un bien final se importa de China, que en muchos casos también se ocupa del ensamblaje. Las medidas de confinamiento establecidas en el país asiático perturbaron el suministro de insumos críticos en diversas industrias a nivel mundial.[i] Como consecuencia, distintos países diseñaron programas de financiamiento a empresas que estén dispuestas a salir de China. Un ejemplo paradigmático es el de EE.UU. donde se anunció la creación de un fondo de más de mil millones de dólares administrados por su agencia de desarrollo.

A priori, estos programas priorizan bienes esenciales e insumos críticos, bajo el paraguas de la ‘seguridad nacional’. No obstante, ya se especula con una segunda oleada que podría beneficiar a países en desarrollo que atraigan algunas de estas fábricas[ii]. Por ejemplo, si EE.UU. importa menos de China, es posible que parte de la inversión extranjera directa (IED) se traslade a otros de sus socios comerciales importantes, como México. En esta misma dirección avanza la reciente alianza entre Japón, Australia e India[iii].

En este articulo exploramos cómo está parada Argentina ante esta situación: qué empresas se relocalizan, cuáles son los principales obstáculos que harían muy difícil atraer algo de esta IED y algunas ideas para pensar un reposicionamiento estratégico.

¿Qué empresas se relocalizan?

Como mencionamos, si bien la pandemia actúa como un catalizador importante, los casos de reshoring ya venían en aumento desde hace algunos años[iv]. Esto nos permite analizar casos pre pandemia y guerra comercial para entender qué buscan las empresas que se relocalizan. Para esto, estudiamos 250 casos de reshoring de empresas de Europa y EE.UU. anunciados entre 2014 y 2018.[v]

Algunas conclusiones preliminares sobre estos planes de reshoring son:

  • Predominan las operaciones de manufacturas (5 de cada 6 casos), principalmente aquellas actividades intensivas en empleo, pero automatizables: más de 9 de cada 10 casos de manufacturas tienen que ver con ensamblaje, control de calidad, diseño y packaging.
  • Existen algunas oportunidades en servicios profesionales: desarrollo de software, call centers, trading y manejo de riesgo, servicios analíticos y legales, entre otros.
  • Muchos de estos casos involucran fábricas en China (alrededor de un tercio), pero también otros países en desarrollo e, incluso, desarrollados.
  • El reshoring es -en general- in house (no tercerizado a otras empresas en el país local): 4 de cada 5 casos planean relocalizar producción dentro de su propia empresa. Por ejemplo, una empresa alemana que fabrica celulares en China planea mover el ensamblaje a su fábrica de Alemania, aunque seguirá importando componentes de Asia.
  • Del anuncio a la implementación hay un largo trecho: la mitad de los casos fueron efectivamente implementados en un plazo de uno a cuatro años. La otra mitad se divide entre casos sin fecha de implementación (40%) y casos con un horizonte de largo plazo entre 2019 y 2023 (10%).[vi] Es más, en muchos casos, se planeaba una transición global, un piloto en algunas líneas de productos.

¿Qué motiva la relocalización de las empresas?

Para identificar las principales ventajas y desventajas de Argentina como destino de nearshoring partimos de los factores que motivan un plan de relocalización. Es posible clasificar las justificaciones que brindan las empresas para sus planes de relocalización en cinco categorías (por orden de relevancia). La siguiente tabla incluye, además, una estimación muy simple de cuán importante es la categoría en base a la frecuencia con que aparecen ciertas justificaciones.

Tabla 1. Principales motivos de relocalización

En los casos estudiados, encontramos que los tres principales motivos que explican un plan de relocalización son: el factor distancia (donde se destacan las demoras en el tiempo de entrega del país de offshoring), la automatización de procesos productivos en el país doméstico y la baja calidad de producción en el país de offshoring (o la incapacidad de controlar por esta calidad).

Asimismo, como muestra el siguiente gráfico, la motivación principal depende del país de offshoring: las empresas relocalizándose desde Europa o Norteamérica suelen estar más motivadas por cambios en competitividad; aquellas relocalizándose desde China están mas preocupadas por cuestiones de eficiencia y, por último, las cuestiones de calidad e imagen predominan entre las fábricas en otros países asiáticos.

Figura 1: La motivación principal de un plan de reshoring varía con la región del país extranjero

Entonces, ¿dónde está parada Argentina?

Los análisis existentes no incluyen a Argentina entre los países que podría beneficiarse de estas tendencias. Como es de esperar, el foco en la región se encuentra en México, Colombia o incluso Chile. Entre las potenciales explicaciones, y en base al análisis previo, destacamos las siguientes:

  • Distancia y costos – Sin descartar la posibilidad de que algunas de estas fábricas se relocalicen a otros países en desarrollo, Argentina no representa ventajas en términos de distancia, acuerdos comerciales existentes, o costos laborales. La elevada volatilidad macroeconómica y los frecuentes cambios impositivos y regulatorios no nos juegan a favor tampoco.
  • Automatización – El país no está en una buena posición para recibir IED en el sector manufacturas: importar maquinaria y determinados insumos es caro y hay otros destinos más competitivos, incluso dentro de América Latina.
  • Calidad – El costo importa, pero también la producción de calidad, y que esta pueda ser certificada y reconocida en el mundo. Si bien Argentina está en condiciones de producir conforme a las mejores prácticas, hay mucho trabajo por delante en términos de certificación y reconocimiento internacional.

¿Es posible pensar un reposicionamiento estratégico? Dados los obstáculos identificados, se nos ocurren cuatro posibles caminos:

  • Apuntar a beneficiarse del nearshoring de empresas de servicios profesionales (p. ej. desarrollo de software), donde a las ventajas en términos de zona horaria y cercanía cultural y lingüística se le suma la capacidad demostrada de los recursos humanos locales.[vii]
  • Enfocarse en el diseño de políticas públicas que faciliten la importación de maquinarias. Existen antecedentes, por ej. las exenciones a los impuestos de importación para líneas completas en grandes proyectos de inversión.
  • Mejorar la infraestructura de calidad y darle reconocimiento internacional. Se requiere mejorar la disponibilidad de laboratorios para ensayo y certificación y promover su reconocimiento en los mercados internacionales.
  • Promover la participación en segmentos diferenciados. Los segmentos menos estandarizados sufren menos las diferencias en términos de distancia y menor capacidad de automatización.

Por último, existe mucha incertidumbre respecto a que estos planes de reshoring efectivamente lleguen a concretarse. De ser así, la buena noticia es que entre los anuncios y la implementación suele haber algo de tiempo para anticiparse a posibles efectos sobre la economía local.


[i] En 2010, China supero a Estados Unidos como el país líder en manufacturas y, en 2018, produjo casi el 30% del output mundial, según datos de las Naciones Unidas. Asimismo, China no es solo un productor de manufacturas, sino también uno de los mercados más importantes para la producción del resto del mundo, dado su tamaño y lugar como la economía más grande en términos de PBI ajustado por poder adquisitivo (27.3 billones de dólares). [ii] En el caso de Estados Unidos, se habla de una iniciativa de “Back to the Americas”. El proyecto contemplaría una inversión de hasta 50 mil millones de dólares entre Estados Unidos y América Latina. [iii] El Primer Ministro de Japón institucionalizo un fondo de 2 mil millones de dólares para ayudar a que las empresas japonesas en China se relocalicen, aprovechando redes existentes entre Japón e India. En un principio, se espera que el fondo sea destinado a financiar la relocalización de 87 empresas: 30 repatriaciones a Japón y 57 expansiones en Vietnam, Myanmar, Tailandia, y otros países del sudeste asiático. [iv] Una encuesta de BofA encuentra que la pandemia causo disrupciones en las cadenas de valor del 80% de los sectores globales e hizo que el 75% de ellos ampliaran el alcance de sus planes existentes de reshoring. Otra encuesta del Institute for Supply Management estimaba que un 60% de las empresas en Estados Unidos enfrentaron demoras en sus órdenes de China, y un 53% tenían problemas para comunicarse o recibir información del país. [v] Esta base no incluye casos que contemplen -al menos en los planes iniciales- una relocalización a otros países en desarrollo – solo repatriaciones o relocalizaciones hacia países desarrollados. [vi] El reshoring implica enormes costos. Una investigación del Banco de América estima que las firmas extranjeras que intenten retirar sus procesos productivos de China podrían enfrentar hasta un billón de dólares en costos durante 5 años. [vii] Este artículo con datos de 2010, aunque bastante desactualizado, realiza un lindo ejercicio comparativo del atractivo de distintos países de América Latina como destino de nearshoring.


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Catrihel Greppi

Catrihel Greppi (@catrihel) es graduada del Máster en Administración Pública en Desarrollo Internacional (MPA/ID) en la universidad de Harvard, magister en economía de la Universidad Nacional de La Plata y licenciada en economía de la Universidad de San Andrés.

Federico Bernini

Federico Bernini (@fgbernini) es economista especializado en temas de comercio exterior y desarrollo productivo. Actualmente cursa el Doctorado en Economía de la Universidad de San Andrés y se desempeña como economista de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA).

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