Hacia ciudades más sustentables

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La Ciudad de Buenos Aires y otros 33 municipios del Gran Buenos Aires entierran los residuos que generan en sus territorios en la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE). Este espacio nació en los años ’70 y a lo largo del tiempo ha abierto diversos módulos (o pozos) para la disposición de residuos. El último de esos módulos se encontraba a un 90% de su capacidad operativa, y como consecuencia, tuvo que expandirse en 161 hectáreas adicionales[1]. Esto nos plantea que debe ser prioritario para estos municipios la disminución de los volúmenes que envía a este relleno, porque no cuentan con la capacidad para la apertura de otro CEAMSE, ya que los costos económicos y sociales son muy altos. Los sociales, particularmente, los podemos observar en la contaminación a través de la expansión de basurales a cielo abierto alrededor de estos centros de disposición de residuos que afectan a la salud de las poblaciones aledañas.

Para mejorar esta situación debemos fomentar la disminución de residuos producidos por la población dentro de estos municipios y apostar por políticas de reducción, reutilización y reciclado promoviendo lo que se conoce como economía circular, es decir, aquello que se esté tirando como residuo se incorpore como una nueva materia prima dentro del proceso productivo que concluye con nuevos productos reciclados en el mercado para el consumo de la sociedad. Para esto, se debe incentivar la separación de residuos a través de programas de concientización y promoción, y a su vez, adoptar la infraestructura adecuada que permita acercar a los ciudadanos los métodos de captación de reciclables como cestos diferenciados y puntos verdes o ecológicos. También se debe promover este cambio en la educación mediante la inclusión de temáticas de cuidado del ambiente y reciclado en el diseño curricular escolar y pensar estrategias de inclusión social que promocionen el desarrollo de cooperativas de recicladores y/o recuperadores dándole un reconocimiento a un trabajo que ha nacido a partir de una de las crisis más importantes del país, como fue la crisis de 2001, y que necesita de políticas públicas que los incorpore definitivamente a la cadena de producción, formalice el trabajo y sean identificados por la sociedad como una estructura elemental en el circuito de reciclado. En este sentido, el programa recientemente lanzado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación denominado “Argentina Recicla”, una iniciativa destinada a fortalecer la provisión de insumos como la ropa de trabajo, los elementos de protección personal y herramientas para los recuperadores urbanos es un puntapié importante para otorgarle una prioridad a la labor de este sector desprotegido.

Además, lo que persigue este programa, es articular todas las partes de un sistema de reciclado con participación de los recuperadores en todas las instancias (Promoción Ambiental, Recolección Diferenciada, Transporte y Clasificación) en un Sistema Municipal de Reciclado.[2]

Pensar otras estrategias en politicas públicas como viejos hábitos de quema de residuos han demostrado ser conflictivos en el manejo de los mismos y presentan problemas en la puesta en valor de materiales (reciclables) que pueden transformar sus usos, además, presentaría serios conflictos para el trabajo de las cooperativas de recuperadores urbanos al dificultarles la tarea de recolección al contar con la posibilidad de perder los materiales para su reciclado.

El patrocinio de este conjunto de políticas nos propone el desafío de promover un verdadero cambio cultural donde el ciudadano tome conciencia sobre lo que descarta, adopte el reciclado como una práctica/hábito cotidiano y contribuya a la cadena de recuperación de materiales que genera trabajo a muchas personas.

Este sendero, considero, es el más fructífero de llevar a cabo a través de la facilitación de los medios por parte de los Gobiernos, comenzando tal vez por aquellos que sienten realmente la presión de la sociedad en pos de apostar por una mirada amigable con el ambiente y con perspectiva de cambio. Si bien algunos de ellos se han mostrado activos en la persecución de estos fines promoviendo el desarrollo de planes para la construcción de infraestructura y la promoción ambiental[3], aún no han obtenido los resultados deseados y por lo tanto es fundamental innovar, buscar espacios de discusión y propuestas interseccionales con una mirada federal y así perseguir el progreso e implementación de políticas sustentables.

[1] https://www.lanacion.com.ar/buenos-aires/ampliaran-el-relleno-sanitario-que-recibe-residuos-de-28-distritos-nid1880066/ [2] https://notasperiodismopopular.com.ar/2020/11/09/se-lanzo-el-plan-argentina-recicla-para-financiar-a-cartoneras-carreros-y-recicladores/ [3] https://www.quepasaweb.com.ar/firman-un-convenio-para-equipar-una-futura-planta-de-reciclaje-municipal-en-san-fernando/


** Este artículo se escribió en el marco de la materia «Diseño e Implementación de Políticas Públicas en Argentina» de la Maestría en Políticas Públicas de la Universidad Torcuato Di Tella.


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María Belén Taquino

María Belén Taquino es Licenciada en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, y actualmente, Maestrando en Politicas Públicas en la Universidad Torcuato Di Tella.

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