«Hola, Argentina»: la industria aeroespacial y el desarrollo de nuestro país

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Entrevista a Fernando Hisas, por Agustina Jacobo


Luego de ser pospuesto a causa de la pandemia, el domingo 30 de agosto se llevó a cabo el lanzamiento del sexto satélite argentino a bordo del cohete Falcon 9, de la firma SpaceX, desde la base de Cabo Cañaveral en Florida, Estados Unidos. El producto, de industria nacional, es la culminación del trabajo de ochenta empresas argentinas y 3.500.000 horas persona de trabajo. El principal objetivo de esta nueva misión espacial es prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas para aplicaciones en agricultura.

En este contexto, pudimos entrevistar a Fernando Hisas, Gerente de Proyectos Satelitales de la CONAE. Vía WhatsApp (gracias, COVID), nos contó sobre el proyecto espacial argentino e hizo algunas reflexiones que nos invitan a pensar el lugar de la industria aeroespacial, tecnológica y científica para el desarrollo de Argentina.

1- ¿Podrías contarnos un poco cómo ha sido el desarrollo del plan espacial argentino?

El desarrollo del plan espacial es un tema para hablar en varias conversaciones porque, si bien fueron 26 años, que no parece tanto en el fondo, la verdad es que fueron muy intensos. Empieza con una primera versión del plan que elaboró un conjunto de gente, en el que tuve el gusto de participar, ya que hacía poco había entrado a CONAE: era gente de CONAE, del Sistema Científico Tecnológico Nacional y gente del exterior también. Un poco tratando de responder a la pregunta de cuál era el negocio de la Argentina para meterse en el tema espacial. Había algunas áreas que ya estaban cubiertas por el sector comercial como, por ejemplo, el tema de las comunicaciones. Pero surgió ahí una vacancia importante en lo que significa dar información a los sectores económico-productivos del país, sobre todo, pero también a la sociedad en general: información que se puede generar desde la tecnología espacial, es decir, mirando el territorio desde el espacio. Algo así como ir al espacio para mirar la tierra. Esto para muchos temas: la productividad primaria del país, pero también otros importantes como manejo de emergencias, inundaciones, problemáticas que tienen que ver con lo habitacional y temas de seguridad, como la detección de los buques pesqueros en el mar argentino. Para eso, un proyecto como el SAOCOM es espectacularmente bueno. En fin, una cantidad grande de temas en lo ambiental, en lo económico-productivo, en manejo de emergencias, en seguridad y más, que podían beneficiarse contando con información espacial. Por lo cual, había que hacer una cantidad de proyectos y desarrollar una cantidad de actividades, que son los que se especifican en el plan.

El otro objetivo del plan espacial, desde el principio, fue que todo lo que se hiciera para satisfacer ese primer objetivo fuera una razón para desarrollar tecnología espacial en el país. Es decir, había que generar esta información en el país, pero no de cualquier manera. No, por ejemplo, comprando un satélite en el exterior, sino desarrollándolo en la Argentina. Y eso fue muy importante. En realidad, los países más desarrollados trabajan así en sus agencias especializadas. Por ejemplo, la NASA en Estados Unidos no contrata ningún desarrollo fuera de Estados Unidos. Lo mismo pasa con la Agencia Europea. La idea de CONAE era la misma: tardar más haciendo un satélite, pero que fuera acá en el país. Y así logramos lo que logramos.

2- Pensando puntualmente en el SAOCOM 1B, ¿cómo fue el proyecto de creación del satélite? ¿Cómo se logró impulsar su construcción? ¿Cuánto tiempo llevó? ¿Qué lugar ocupa el SAOCOM, tanto 1A como 1B, en el proyecto espacial de la CONAE?

El proyecto SAOCOM, tanto el 1A como el 1B, porque son idénticos, forman parte de una única constelación que tiene como objetivo principal generar mapas de humedad de suelo de nuestra Pampa húmeda, para lo cual justamente hacen falta dos satélites. Para generar mapas de suficiente precisión, se requiere tener una actualización de la información cada tres días y eso no se podía lograr con un único satélite.

¿Cómo se crea este satélite? Bueno, ya en esta primera instancia que mencioné antes, cuando nos juntamos por primera vez para pensar el plan espacial, se definió que en algún momento iba a ser importante poder encarar un proyecto satelital que llevara un radar de apertura sintética en Banda L. Esto fue por varias razones. El tema de la Pampa húmeda era uno, pero también por el tema de la detección de barcos en el mar, para lo cual un radar de Banda L es ideal. Esa fue una de las razones más importantes. Esto llevó muchos años de trabajo porque nunca se había desarrollado tecnología radar en el país y menos de esta complejidad. Habría que distinguir por lo menos tres etapas en este proyecto. Una primera etapa para aprender y de manejar esa tecnología. Una segunda que terminó con un radar completamente similar al que después voló en el SAOCOM, pero volando en un avión para poder obtener las imágenes que permitieran generar los desarrollos de aplicaciones. Finalmente, la construcción de los satélites. Todo esto llevó 20 años en total, pero fueron muy creativos porque ya con la primera etapa se pudo desarrollar en el país una tecnología de radar, que hace que hoy tengamos 23 aeropuertos que controlan el tráfico aéreo con radares diseñados y construidos en el país. Hay 6 radares de alta potencia, de seguridad en la frontera norte, que son mucho más sofisticados, hay 11 radares meteorológicos, radares móviles, portátiles. En fin, una cantidad de productos que desarrolló la industria sobre la base del conocimiento del proyecto SAOCOM, porque antes del SAOCOM no existía ese conocimiento.

El SAOCOM es sin dudas el satélite que representa la misión más importante que hemos encarado. El 1B no es el primer satélite, es el sexto, pero tanto el 1A como el 1B son claramente los más importantes y los más desafiantes que hemos encarado y los que más esfuerzo nos llevaron.

3- Entendiendo que se trata de un producto argentino, ¿qué nivel de cooperación internacional existió a lo largo de todo proyecto? ¿Por parte de qué países?

En las distintas misiones satelitales que hemos encarado siempre la cooperación internacional fue un tema importante. En las 4 primeras misiones, SAC A, B, C y D, el socio principal fue la NASA, aunque también hubo cooperación con otros países. Italia estuvo siempre presente. Pero la cooperación principal fue NASA-CONAE. En el caso del SAOCOM, el socio principal fue la Agencia Espacial Italiana. Acá la cooperación fue mucho más amplia y ambiciosa. De hecho, los dos SAOCOM integran un sistema con otra constelación italiana, que se llama Cosmo SkyMed y tiene cuatro satélites: el Sistema SIASGE. Ese proyecto también fue el marco de una cooperación técnica muy importante. Incluso una cooperación societaria en el sentido de que la Agencia Italiana pagó alguna producción de algunos componentes clave del SAOCOM que son de industria italiana. La cooperación también se extiende a segmentos terreno, es decir, la operación y el control de los satélites, la bajada de datos, el desarrollo de aplicaciones en forma común. En fin, una cooperación muy amplia.

4- ¿En qué lugar queda Argentina luego de este último lanzamiento satelital?

Este satélite realmente se puede considerar como perteneciente a las ligas mayores a nivel internacional. Es un proyecto grande, hasta para cualquier país con una actividad satelital muy desarrollada. Es un satélite grande, incluso tomando proyectos de la NASA y de la Agencia Espacial Europea, que son los actores más grandes e importantes, por lo menos en Occidente. Sin ninguna duda, por el tipo de tecnología que lleva a bordo y por sus dimensiones. Un satélite que tiene una antena radar de 35 m2 desplegada en el espacio es algo enorme para la actividad espacial. Pesa 3000 kilos. El tema del peso parece una referencia arbitraria, pero uno tiene que justificar cada gramo que pone en órbita porque cuesta mucho dinero. Así que, de alguna manera, termina siendo un indicio de complejidad y de infraestructura e inversión. Así que, sin ninguna duda, es un satélite muy importante: no hay ningún emprendimiento similar a este, en magnitud, del Río Bravo para abajo, con lo cual nos pone en ese nivel. Sin ninguna duda liderando en la región y ocupando un lugar importante entre los principales países activos en el tema de la actividad espacial.

5- ¿Cuáles son las ventajas comparativas que le permiten a Argentina producir satélites? ¿Cuáles son los principales obstáculos que no permiten un desarrollo mayor?

Yo creo que la ventaja comparativa y principal que tiene Argentina la tiene en todo lo que es el tema ciencia y tecnología. La Argentina tiene un enorme potencial en esa área, lo ha demostrado en muchos temas, en muchas cosas. Estamos hablando de los satélites, pero también lo ha demostrado en la actividad nuclear, en biotecnología y en tantos temas. Realmente la Argentina es muy fuerte en todas esas cuestiones. Es una lástima que no se aproveche mejor. Uno se encuentra muchas veces con que la reacción de la gente es «bueno, qué orgullo, qué honor». Está bien, eso es legítimo. ¿Pero por qué no también una fuente de ingreso que nos permita vivir mejor, como ocurre en los países desarrollados? Si uno le pregunta a alguien en la calle en el mundo más desarrollado qué opina sobre la importancia de la ciencia y la tecnología, esa persona no duda porque sabe muy bien que su bienestar depende en buena medida de eso. Eso es algo que no existe acá. Hay un orgullo, por supuesto; nadie va a decir que le parece mal, pero no se ve ese potencial de desarrollo económico. Yo creo que Argentina tiene ahí otra Vaca Muerta que tiene que explotar. Sin ninguna duda.

En cuanto a obstáculos, no creo que haya. Claramente es un tema de inversión poder avanzar más rápido o menos rápido. No hay limitaciones humanas, realmente. Las universidades argentinas generan gente del mejor nivel. Creo que no hay obstáculos realmente. Se podría ir más rápido, se podrían hacer más cosas, pero creo que lo importante es poder definir nortes claros y de largo plazo. Si fuera posible un compromiso de la política a largo plazo en este tema, mejor todavía.

6-¿Qué implica para la soberanía Argentina poder desarrollar proyectos satelitales? ¿Cuál creés que es el rol de nuestro país en la carrera espacial?

Yo creo que si hablamos de soberanía, la verdad es que la palabra necesita redefinirse en los tiempos que corren en el mundo. Si hay una soberanía importante, no digo la única, pero una soberanía importante, es la tecnológica, justamente. Sobre todo en un país como Argentina, que tiene potencial para desarrollarse en ese tema, porque si no lo tuviéramos uno dice «bueno, la verdad, es la suerte que nos tocó». Pero Argentina tiene un enorme potencial. Es un hecho: Argentina tiene que exportar tres toneladas de soja para poder generar las divisas necesarias para poder importar un celular de alta gama que pesa 300 gr. Es decir, cada gramo que importa es diez mil veces más caro que lo que exporta. Hay un «factor diez mil». Cuando las dos cosas, tanto la soja como el celular, en el fondo salen de la tierra porque no hay otro lugar de donde sacarlo. Simplemente que el celular tiene un montón de valor agregado tecnológico y de conocimiento que hace que esos 300 gr valgan lo mismo que nuestras tres toneladas. Ese «factor diez mil» es el que hoy define la soberanía, creo yo. Insisto, la Argentina tiene el potencial. Por eso, me parece que realmente es un gran pecado no explotarlo. No estoy diciendo hacer celulares, para nada. No sé si eso es negocio o no, francamente, pero no creo. Pero sí en tanto a otros temas. Pensemos cómo, de pronto, un proyecto como el SAOCOM permitió a la Argentina tener radares para manejar la operatoria comercial de aviación, los temas de seguridad y otros tantos temas. No es solo eso, sino que también es una oportunidad de exportar alta tecnología y, bueno, revertir fuertemente ese «factor diez mil» que estamos hoy padeciendo. Para mí, hoy, la soberanía es eso.

7- Pensando a futuro, ¿cuál es o será el próximo gran proyecto espacial argentino?

Nosotros somos muy ambiciosos, así que tenemos varios proyectos. En satélites, por un lado, tenemos ya para trabajar en la continuidad del SAOCOM 1, con la próxima misión que es el SAOCOM 2. Por otro lado, ya estamos trabajando hace un tiempo en la construcción de modelos de vuelo. El proyecto empezó hace tiempo. Es un proyecto que se llama SABIA-Mar, en cooperación con Brasil, para estudios del mar. Tenemos, por delante también, un desarrollo interesante que es lo que nosotros llamamos arquitectura segmentada. La idea es que, con pequeños satélites que trabajen en conjunto, se puedan reemplazar satélites más grandes, como el SAOCOM. A lo mejor la tercera generación del SAOCOM se pueda hacer con varios satélites chicos y que estos se puedan lanzar con un lanzador argentino. Ese sería el otro gran proyecto espacial argentino: un lanzador. Ese es más o menos el panorama. También estamos queriendo desarrollar y construir en la región un satélite geoestacionario meteorológico, que es una necesidad que tiene la región.

8-Pensando en términos estratégicos, ¿cómo nos posicionaría en el mundo fortalecer la industria satelital? ¿Qué creés que aporta el desarrollo de dicha industria para el modelo de desarrollo de Argentina?

Realmente, en temas de ciencia y tecnología, uno desarrolla un proyecto estratégico y muchas veces está fuera de las posibilidades del desarrollo del proyecto poder asegurar que se generen un montón de otras actividades relacionadas. Yo mencioné el caso de los radares. Cómo un proyecto como el SAOCOM permitió desarrollar toda una industria hoy en la Argentina. Pero también el desarrollo de la capacidad del SAOCOM permitió que nuestro contratista principal pudiera dar una respuesta positiva a dos satélites de comunicaciones y ahora se está encarando el tercero, con ARSAT. Que hoy esa misma empresa esté en una alianza estratégica con una empresa del exterior para vender satélites de comunicaciones en el exterior es buenísimo. Estos son proyectos en los que no está la CONAE, pero hoy la actividad espacial excede el ámbito de la CONAE. Ya te mencioné el caso de ARSAT. Hay, incluso, una empresa multinacional, que tiene una pata importante en el país, que se llama Satellogic, que está haciendo también constelaciones satélites de observación de la tierra. Fijate cómo se va más allá de la CONAE y del alcance de sus proyectos. La cosa va creciendo. Hay una empresa joven, reciente, chica aún, que quiere desarrollar también un lanzador satelital pequeño. Así que la cosa se va desarrollando. A veces siguiendo un plan establecido y a veces no, pero ya hay muchas iniciativas dando vuelta.

9-En términos más generales, Argentina necesita desarrollar una estrategia de desarrollo productivo. ¿Cómo creés que debería ser esa estrategia? ¿En qué sectores debería invertirse más?

Sin duda que sí. Argentina debe tener una estrategia de desarrollo productivo. Yo no soy la persona más adecuada para hablar en términos generales, pero está claro que no hay cantidad de recursos como para dejarlo al libre albedrío. Me parece que hay que direccionar la estrategia, así como también tendríamos que direccionar con incentivos la formación de los profesionales que el país necesita. En parte está ocurriendo, pero creo que habría que hacerlo más fuertemente. No puedo decir cómo debería ser esa estrategia en general, pero sí creo que debería ponerse la lupa en el tema de cómo participa la ciencia y la tecnología nacional. Porque la tecnología es un factor multiplicativo. Yo mencioné antes el «factor diez mil»: creo que es un factor multiplicativo de lo que hagamos. Tenemos que aprovechar ese potencial que tiene el país para multiplicar ese factor. Y creo que estamos en condiciones. Hay que trabajar con inteligencia, usar la mejor gente que tiene el país y plantear una estrategia inteligente.

10- ¿Cuál es el rol de la industria del conocimiento en este proceso? ¿Y el de la industria tecnológica? ¿Cuáles son las principales oportunidades y los mayores obstáculos?

Parece que me adelanto a las preguntas sin quererlo. Ya mencioné que me parece que la Argentina tiene un enorme potencial y tiene que usarlo, porque es un enorme factor multiplicativo y hay enormes oportunidades. Hoy, cada nuevo desafío que se presenta en la sociedad genera, sobre todo cada vez que hay una ruptura en el orden normal, como el que está viviendo hoy el mundo, una nueva ola de innovaciones, una nueva ola, generalmente, con un nuevo contenido tecnológico que abre puertas a nuevas oportunidades. Creo que tenemos que estar atentos a eso. Después de esta pandemia, habrá nuevas oportunidades. El mundo siempre funcionó así: cada tanto se recicla y genera nuevas demandas que tienen más o nuevo contenido científico-tecnológico. No necesariamente más moderno, a veces se moderniza con cosas más viejas, pero hay que estar atentos. Me parece que estas son oportunidades en la historia, momentos bisagra, donde se abren nuevos mercados y posibilidades y hay que estar tratando de aprovecharlos. Siempre pensando en, justamente, la industria del conocimiento y en el contenido tecnológico, porque en eso somos fuertes. Realmente la Argentina tiene un enorme potencial en eso.


Entrevistado: Fernando Hisas

Fernando Hisas es Gerente de Proyectos Satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Ingeniero Electrónico (FIUBA). Responsable del Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (SIASGE) que se realiza en cooperación con la Agencia Espacial Italiana, y como Manager del Proyecto SAC-D Aquarius, en cooperación con la NASA de EEUU.


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Agustina Jacobo

Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de San Andrés. Asesora en diálogo y políticas públicas colaborativas en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

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